El presidiario de la Tierra del Fuego (novela) y Poemas del Fin del Mundo, (poemas)

EL PRESIDIARIO DE LA TIERRA DEL FUEGO, de Josefina Leyva
POEMAS DEL FIN DEL MUNDO, de Graciela Bucci
(Enigma Editores, Buenos Aires, 2014, 152 páginas)

La acción de El presidiario de la Tierra del Fuego se desarrolla en torno de la Cárcel de Ushuaia y transcurre en 1918, año de la fuga de Simón Radowitzky, el anarquista que mató al jefe de policía de Buenos Aires Ramón Falcón y a su secretario Juan Alberto Lartigau, evasión que se comenta en la novela así como la captura y deportación desde Chile.

También se menciona la presencia de un asesino de niños, el “Petiso Orejudo”, y se hace eco del mito que atribuye una breve estada en ese presidio a Carlos Gardel (en la narración Charles Romouald Gardés).

Josefina Leyva ha realizado un exhaustivo trabajo de investigación sobre la prisión, cuyo espantoso ambiente respira convicción, como si lo hubiera visitado en 2018, en lugar recorrer su Museo en 2009 (junto a Graciela Bucci). Su funcionamiento y sus edificaciones están detallados con suma precisión. La prosa segura de la autora se luce en las descripciones de personas, interiores y paisajes (“El cielo gris, sin nubes, parece de acero frío y el mar, asediado por paredones de montañas, inunda de azul un pedazo de la vista adherida al horizonte”).

El protagonista es el anciano Agustín, un cubano de vida desordenada e irreflexiva que recaló en la Argentina y después en esa cárcel como una especie de expiación. En el fondo se trata de una historia de pasiones, bajezas e infidelidades. Hay cierta visión amarga del ser humano que parece no estar capacitado para adoptar decisiones correctas al ser dominado por deseos incontrolables (“¿Quién es libre entre tanta situaciones, tantos enredos emocionales, tantas hormonas actuando o dejando de actuar…?”).

Josefina Leyva obtuvo por su novela La dama de la libertad el primer premio en el Festival Hispano del Libro en Houston, Texas, 2012.

En Poemas del fin del mundo, Graciela Bucci vuelve a exhibir su estética vigorosa y de hondo lirismo (“es el silencio que de tan viscoso abruma”). Muestra dolor por el trágico destino de los presidiarios y sus escasas esperanzas de retornar de esa pesadilla (“un traje a rayas que recuerda miserias/ gritos nombres y súplicas que encriptan las paredes/ atrás/ quedó la vida.”)

En varias poesías Graciela Bucci traslada escenas y personajes de la novela, como por ejemplo el tema de las mujeres polacas que, engañadas, fueron víctimas de la trata (“y algunas/ las que aún podían hacerlo/ hasta se permitían llorar”).

Como Josefina Leyva, su poética también registra la ambigüedad del sentido de justicia, de la culpa y del llamado merecido castigo. Sin embargo, no pierde las ilusiones de que es posible encontrar la luz detrás de esas tinieblas (“aun así/ y pese a todo/ suele haber en cada abismo propio/ que será bendición goce o locura/ un soplo apenas perceptible/ de frágil esperanza.”)

Graciela Bucci ganó dos Fajas de Honor de S.A.D.E. (Sociedad Argentina de Escritores), en los rubros cuento y poesía. Además, recibió la Primera Mención de Honor en el Concurso Autores Contemporáneos que auspició la Dirección de Cultura de la Provincia de Buenos Aires.

En el prólogo la escritora María Elena Vigliani de La Rosa destaca que Josefina Leyva “poetiza el encierro más cruel que se pueda concebir…”, en tanto Graciela Bucci “imprime en sus versos a la dualidad de la vida”.

En el epílogo, la ensayista Bertha Bilbao Richter califica a El prisionero del fin del mundo como “la inmersión en esa noche oscura del alma“ citada por San Juan de la Cruz. En cuanto aPoemas del fin del mundo, sostiene que es una “pintura lírica impresionista desde una conciencia testimonial y piadosa de la humana condición de ángeles caídos, víctimas del infortunio”.

-